En los últimos días del mes de junio, como cada año, el Seminario se hace presente en una de las actividades más hermosas que se viven todos los veranos en nuestra diócesis.

La Hospitalidad Diocesana de Ntra. Sra. de Lourdes organiza la peregrinación de enfermos y hospitalarios a ese santuario francés, en el que un torrente de gracia llega a un numeroso grupo de fieles.

Nazario Vaquero, seminarista de cuarto de Teología, nos deja este testimonio: “la peregrinación de la Hospitalidad es un don muy grande que poseemos en la diócesis, en la que los hospitalarios principalmente aprendemos a servir a aquellos que lo necesitan, que en este caso son enfermos y ancianos. Esta actitud de servicio, en mi opinión, debe ser una cualidad del sacerdote. El servicio que hacemos es el cuidar enfermos,  ayudarlos en todo lo que necesiten para que así vivan mejor estos días y se acerquen aún más a Cristo. Son unos días de gracia en los que la Virgen toca los corazones de sus hijos más necesitados”.