El fin de semana más cercano a la fiesta de san José, siempre es de gran intensidad para el Seminario. De una manera más especial este año, al estar inmersos en el año que el Papa Francisco ha querido dedicar en su honor. San José es el patrono de las vocaciones y es por ello que la Iglesia celebra entorno a esta festividad la campaña vocacional, en esta ocasión bajo el lema Padre y hermano como san José.
Los actos comenzaban el día 18 en la capilla del Seminario, con la celebración de una Vigilia de Oración convocada por el departamento de juventud del arciprestazgo de Toledo. A ella acudieron un numeroso grupo de jóvenes y sacerdotes y estuvo presidida por nuestro Arzobispo, don Francisco Cerro Chaves. Consistió en la celebración de las primeras vísperas con exposición del Santísimo, estando la ceremonia acompañada por los cantos de la Capilla del Seminario. En ella uno de los seminaristas quiso compartir con los jóvenes y el resto de la comunidad su testimonio vocacional. Era la primera oración vocacional abierta que se celebraba en el Seminario desde el año pasado que se suspendieron con motivo de la pandemia de COVID-19.
El viernes 19, festividad de san José, asistíamos con gozo a la celebración de la santa misa presidida por el Sr. Arzobispo en la Santa Iglesia Catedral Primada que concluía con la encomienda de la Archidiócesis de Toledo bajo la protección de san José, siendo este el acto principal de carácter diocesano y culmen de cuantos se realizan con motivo del año josefino. Así lo quería el pastor diocesano al expresarlo en su carta San José del Evangelio en la que, en palabras suyas, quería en este momento culminante lo siguiente: yo como pastor diocesano y todos los sacerdotes desde sus parroquias y comunidades, así como los padres de familia, los superiores y superioras, religiosas encomendaremos la protección de san José a nuestra archidiócesis de Toledo. Don Francisco destacó la figura de san José como el custodio de las familias, de las vocaciones y de los silencios. El Sr. Arzobispo entregó al final de la ceremonia un báculo de madera a la imagen del santo con la que expresaba que la comunidad diocesana quedaba desde entonces puesta especialmente bajo su custodia y protección.
Ya el día 20 por la tarde, los seminaristas fueron enviados por buena parte de las parroquias de la Archidiócesis, más de cincuenta, para acercar la realidad del Seminario y de la vocación sacerdotal a las distintas comunidades repartidas en pueblos y ciudades. Los seminaristas quisieron con su presencia y cercanía participar de la vida de las parroquias, compartiendo su testimonio en las distintas celebraciones y actos. Aprovecharon también para pedir a los fieles la ayuda material y espiritual que hacen posible el sostenimiento del Seminario y la formación de los seminaristas. Acudieron también a numerosos colegios e institutos para poder compartir con los alumnos de religión la belleza de la llamada a la vocación sacerdotal. Desde ese día y hasta el lunes 22 los seminaristas tomaron contacto con la realidad de las parroquias a las que algún día si Dios quiere dedicarán su labor pastoral: niños, jóvenes, matrimonios, movimientos, hermandades, ancianos, enfermos, etc. De esta forma los jóvenes seminaristas pudieron convivir también durante estos días con los sacerdotes, para poder aprender de ellos y conocer más de cerca sus vidas.
Rezamos por los frutos de esta campaña vocacional y para que el Señor conceda por intercesión de san José muchas y santas vocaciones al sacerdocio.