Este 24 de octubre de 2019 quedará grabado en ambas comunidades, pues entre ellas se materializó el hermanamiento propuesto por el proyecto ‘Con un solo corazón’ que la Archidiócesis de Toledo ha puesto en marcha este año para poner en valor y revitalizar los conventos de vida contemplativa de nuestra diócesis.
El Seminario en pleno se trasladó hasta el Monasterio de las Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote en el barrio del Polígono para participar en la Santa Misa a las 8.00 horas y realizar al final de la celebración el hermanamiento entre ambas comunidades mediante la oración y firma del documento por parte de la Madre de la Comunidad, Madre Rosa María, y el Rector del Seminario, D. José María Anaya. Tras la firma, la Madre hizo entrega al Seminario de un cuadro en el que aparecen la Virgen del Sagrario, titular del Monasterio y la Inmaculada Concepción, patrona del Seminario. La celebración fue acompañada con los cantos de las Hermanas Oblatas y de la Capilla Musical del Seminario.
La oración de hermanamiento hecha por todos los presentes fue la siguiente:
“Padre de Misericordia, que por tu Hijo Jesús, de Corazón abierto, has derramado tu Amor multiforme, suscitando, en medio de tu Iglesia, diversos caminos para llegar a las moradas del Cielo.
Te pedimos que envíes, de nuevo, el don de tu Espíritu sobre nuestro Seminario de San Ildefonso y nuestra Comunidad de Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote, para que, con un solo corazón y una sola alma, renovados en Cristo y transformados en familia de Dios, progresemos sin cesar y actuemos siempre como fermento y alma de la sociedad.
Que la Bienaventurada Virgen María, que perseveró en oración junto a los apóstoles, y recibió el fuego del Espíritu, nos convierta en testigos valientes y humildes del Evangelio de su Hijo, para que alcancemos todos juntos, pastores, fieles y consagrados, la gracia de habitar junto a Ti por toda la eternidad. Amén”.
Son varias las parroquias, hermandades y otras realidades de la Iglesia diocesana las que se han sumado ya a este proyecto. No hemos de olvidar que la Iglesia tiene un “pulmón espiritual de la sociedad”, constituido por estos Monasterios de Clausura. Es muy difícil querer y valorar lo que no se conoce, por eso el proyecto ‘Con un solo corazón’ pretende dar a conocer el papel que estas comunidades tienen en la vida de la Iglesia, ya que parece que nos hemos olvidado de ellas y su papel fundamental. Puede ser este uno de los motivos de la situación actual de la vida contemplativa y por eso en palabras de D. Braulio “se trata […] de ver la posibilidad de un hermanamiento de las comunidades cristianas, sobre todo las parroquiales, con los Monasterios de Clausura de la Archidiócesis de Toledo. Mi propuesta es que cada Parroquia de la Iglesia toledana se acerque a un Monasterio de Clausura, que entre en contacto con este o aquel Convento y conozca a las Hermanas y qué necesitan o qué pueden compartir con ese grupo parroquial, grande o pequeña”.
El Seminario de Toledo ha decidido este hermanamiento con las Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote por la estrecha relación que con los sacerdotes y seminaristas tienen, ya que hacen vida de su vida las palabras de Jesucristo en su oración sacerdotal “Padre, por ellos ruego y por ellos me inmolo, para que sean santificados en la verdad. Pero no ruego sólo por ellos, sino por cuantos crean por la palabra de ellos, para que todos sean uno”. Las Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote tienen su monasterio bajo la advocación de Santa María del Sagrario, en el barrio del Polígono de Toledo desde el año 2002, junto a la parroquia del Corpus Christi.
Se definen como una “Congregación religiosa de vida íntegramente contemplativa, de Derecho Pontificio. Vivimos entregadas totalmente a Dios en soledad y silencio, en oración constante y penitencia. Oblata es ofrecida, y de Cristo Sacerdote porque esta vocación específica nace del latido del Corazón de Cristo: ‘Pro eis rogo et pro eis sanctifico meipsum’ (por ellos ruego y por ellos me ofrezco) y es por Él, con Él y en Él, como vivimos nuestro ser oración y oblación en la Iglesia”.
Las Oblatas afirman que “se hace por la santificación de los sacerdotes, porque estos son fuente de vida de la Iglesia, dispensadores de los Misterios de Dios; instrumentos escogidos por Cristo para que, partícipes de su Único y Eterno Sacerdocio prolonguen Su obra en el tiempo y en el espacio. Porque la santidad de los presbíteros contribuye en gran manera al ejercicio fructuoso de su propio ministerio. Y así, cuanta mayor santidad alcancen, tanto más aptos serán como instrumentos en servicio de todo el pueblo de Dios”. En cuanto a los seminaristas resaltan que “son llamados desde toda la eternidad a ser sacerdotes. Hay que ayudarles en su camino de santificación”.
Ante la petición del Rector de llevar a cabo el hermanamiento, Rosa María, la Madre de la Comunidad escribió a todos los seminaristas una carta el pasado 7 de octubre en la que recordaba que “si el Seminario es el corazón de la Diócesis, también lo es para cada una de nosotras, llamadas por Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, a prolongar su latido en el tiempo y en el espacio […] Desde el silencio del claustro, os acompañamos y apoyamos, con la oración y ofrenda de nuestra vida, es nuestro carisma en la Iglesia, ‘cooperar espiritualmente a la santificación de los sacerdotes y seminaristas’”.
Transmitía así mismo a los seminaristas: “queremos aprovechar esta iniciativa, para compartir con vosotros y estimularnos mutuamente en el seguimiento de Cristo, y poner el rostro de cada uno, su vida, su historia, ante el Señor en el Sagrario, y en la entrega por Cristo con Él y en Él”. Acompañaba esta carta con unas estampas de su padre fundador, José Mª García Lahiguera, que decía que “el secreto de la santidad está en dejarse formar por la Virgen”.
