El próximo 1 de Julio, Dios mediante, pasaremos a ser contados entre los diáconos un gran número de seminaristas. Por medio de esta consagración toda nuestra vida pasará a ser únicamente del Señor. Muchos son los años que nos hemos estado preparando y formando para decirle SI al Señor. Él ha ido modelando nuestro corazón durante la época del seminario y ahora de manos de nuestra Madre, la Virgen, decimos ser para Él.
Las dudas, el no saber qué hacer, el hecho de vernos totalmente indignos de este gran don que Cristo nos hace llamándonos a ser Suyos, nos inunda en estos momentos pero es ahora cuando, abandonándonos totalmente en su Corazón, nos adherimos a su voluntad y sabiéndonos inútiles nos disponemos a llevar a cabo la tarea que nos encomienda, pues no merecemos tan alta vocación pero el Señor sabe a quién elige, a quién poner en medio de este mundo para dar a conocer su Nombre y nosotros llenos de alegría por haber sido llamados a este gran ministerio deseamos cumplir con nuestras vidas aquello que se nos encomienda.