El 3 de diciembre, la Iglesia celebra la memoria de San Francisco Javier, que es patrono de las misiones. Hoy, 10 de diciembre hemos tenido la visita del padre Christopher Hartley, sacerdote de nuestra diócesis y misionero. Es sacerdote desde hace 38 años, de los cuales solo estuvo en la diócesis 22 meses. Nos ha presidido la Santa Misa, acompañado del padre Joan Albert, sacerdote de la diócesis de Valencia y compañero en la última misión del padre Christopher.
En la homilía, nos ha dado su testimonio. Ha comenzado recordándonos que la Iglesia existe para dar testimonio de Jesucristo. Nos ha contado su experiencia en Etiopía, lugar en el que se encontraba para hacer presente a Jesucristo en el sagrario: –“No había ningún otro sagrario entre Etiopía y la India, y el sacerdote más cercano se encontraba a 600 km. Tenía que subirme a un avión para confesarme. Salía tan caro confesarse, que no merecía la pena pecar.” También nos ha mencionado que él estuvo presente cuando vinieron al seminario San Juan Pablo II y, un tiempo después, Santa Teresa de Calcuta. –“Pisáis donde han pisado santos. Aquí estamos simplemente para seguir sus huellas.”
El p. Christopher, después de Etiopía, fue a la misión de Sudán del Sur, país de uno de nuestros seminaristas, Peter Wandu.
Concluyó la homilía contándonos la visita de San Juan Pablo II al seminario, cuando él era diácono. La última vez que ofició de diácono fue en la Misa en Benquerencia. A la sacristía llegaron el Santo Padre, acompañado del Cardenal don Marcelo y del Cardenal Secretario de Estado del Vaticano, que les dijo que fuesen mejores sacerdotes que ellos.
Aquí el audio de la Homilía