Óyeme, Señor, escucha el clamor que alza uno de los predilectos, 

avísame de tu llegada pues quisiera tener mi lámpara preparada,

con aceite colmada, pues desdichado de mí, Señor, 

si vinieres y encontraras mi lámpara apagada.

 

¿Con qué alumbrarás, Señor el banquete eterno que me tienes preparado?

¿Acaso no podré contemplar la belleza de tu Corazón por mí traspasado?

Este es mi ruego, mi Señor crucificado, 

El poder saber antes cuándo me llamarás a tu regazo.

 

Mas sé que no soy digno de tal anhelo, pues… 

¿no sé que de continuo a amarte me estás invitando?

Y si aceptada esa invitación, ¿acaso no debería continuamente estarte amando?

Y si amado por mí fueses en todo momento, 

¿acaso no estaría yo preparado para cuando me estuvieses llamando?

 

Me queda claro, Jesús, el camino hacia el cielo que has mostrado:

El de amar a Áquel que desde el principio ya me ha amado

Y esperar el aceite y el fuego que traerá el Espíritu enviado. 

By wsmayor

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