“Salta al vacío, porque Él te espera. 

Salta al vacío porque Él ya lo hizo por ti.

Salta al vacío como yo lo hice cuando escuché a su mensajero. 

Salta, salta, salta…”

Una y otra vez me lo repetía la bella doncella 

del pequeño y desconocido pueblo,

la bella doncella madre del Inmolado, 

la bella doncella, la primera saltadora.

 

Y yo… y yo salté y volé, y soñé cosas inmensas, 

y esperé grandes pruebas

y recordé pasados momentos… y caí. 

Y caí por no soñar ínfimas obras de grande amor,

por despreciar pequeñas pruebas, 

por deleitarme en el pasado y no valorar el presente.

Y caí… sin poder levantarme

 

Y caí, sin poder levantarme solo, 

sin poder volver a mirar hacia lo alto solo, 

sin poder tocar de nuevo el cielo solo; 

pero caí para poder ser recogido de la miseria

por Aquel que saltó primero, 

para poder ser iluminado en mi apreciar de las maravillas, 

para poder ser llevado de nuevo a tocar las nubes.

 

Y a veces es necesario caer para no desfallecer, 

a veces es necesario caer para ver que no estás solo, 

a veces es necesario caer para valorar al que saltó antes que tú, 

para valorar a la que confió a ciegas en el principio de tu nueva vida, 

A veces es necesario caer para confiar en él. 

By wsmayor

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