Beneficiarnos de las gracias especiales que se nos otorgan en el jubileo de la Virgen de Guadalupe, coincidiendo con el final del mes de María, renovando nuestra total consagración a Ella, y viviendo una intensa experiencia de comunión eclesial con los seminarios de la archidiócesis y con nuestros obispos”. Era el objetivo propuesto para esta inolvidable jornada a los pies de la Santísima Virgen de Guadalupe.

Todos los seminarios de la archidiócesis toledana emprendieron su peregrinación hacia el santuario guadalupense: el seminario mayor San Ildefonso de Toledo, el seminario menor Santo Tomás de Villanueva, el de la Hermandad de hijos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, el de los Misioneros Siervos de los Pobres del Tercer Mundo de Ajofrín y el de los Operarios del Reino de Cristo de Olías del Rey. A la cabeza de todos ellos participaba también nuestro pastor diocesano don Francisco Cerro Chaves, junto a don Braulio Rodríguez Plaza (arzobispo emérito de Toledo) y a don Ángel Rubio Castro (obispo emérito de Segovia).

La peregrinación a la basílica diocesana comenzaba con una motivación en las afueras del pueblo, en la que don José María Alsina exhortó a los seminaristas a pensar en el cielo. “El cielo tiene para nosotros un rostro: Jesucristo; que se nos hace cercano a través de la Virgen”. “En la Iglesia caminamos juntos hacia el cielo”. Comenzaba así el recorrido a pie durante el cual, se rezó el santo rosario. Ya entrando en el pueblo, los cantos de los peregrinos manifestaban a cuantos lo presenciaban la alegría ante la cercanía de la casa de la Madre.

En torno a las 13.00 horas la peregrinación llegaba a las puertas del templo jubilar, donde aguardaba la comunidad de Padres Franciscanos, custodios del santuario. Tras su calurosa bienvenida atravesábamos la puerta santa y ahí estaba: la bendita imagen de la Morenita de las Villuercas esperaba a sus hijos desde su hermoso trono. Tras las palabras de don José María Anaya y don Ángel Rubio, se entonaron algunos cantos y a continuación el padre Francisco Coronado introdujo con sus palabras a los peregrinos a la consagración de los seminarios a la Santísima Virgen. Se empleó para ello la oración de Benedicto XVI en una de sus visitas a Fátima. El acto finalizó con la bendición del señor Arzobispo con la cruz que sirvió de guía en la peregrinación.

Antes del almuerzo, que se desarrolló en uno de los claustros del monasterio, se tomaron fotografías del numeroso grupo de seminaristas, superiores, franciscanos y obispos. La escalinata de entrada era el escenario elegido para inmortalizar este memorable día.

Después de la comida tenía lugar una velada musical en la que los diferentes seminarios, interpretaron algunas canciones para compartir de esta forma la alegría del Evangelio.

A las 17.00 horas llegó el momento culmen de la jornada, la celebración de la Santa Misa. Fue presidida por el Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Francisco Cerro Chaves, arzobispo de Toledo y Primado de España. Concelebraron D. Braulio Rodríguez Plaza, nuestro arzobispo emérito y D. Ángel Rubio Castro, obispo emérito de Segovia y natural de Guadalupe. En su homilía el pastor diocesano afirmó que “es propio del que recibe a Jesús cantar. Podemos plantearnos si hemos encontrado el Amor que nos hace cantar. Hay 3 motivos por los que cantar: porque Dios encontró en los labios de María su SÍ incondicional, porque somos felices en la medida en que creamos y porque uno no se mira a sí mismo; así lo hace María que canta las maravillas con alegría y gozo”. Un coro integrado por los diferentes coros de cada seminario acompañó musicalmente la solemne celebración eucarística, interpretando la misa de Angelis.

Como recuerdo de esta peregrinación, don Francisco entregó personalmente a cada peregrino la recién editada credencial del peregrino a Guadalupe. Este nuevo documento tiene como finalidad acreditar las distintas etapas realizadas del camino a Guadalupe. Tiene una función similar a la que se utiliza en el camino de Santiago.

Finalizaba así un día de fraternidad entre seminaristas, sacerdotes y obispos; dedicado por entero a nuestra Madre.

El Año Jubilar de Guadalupe comenzaba el pasado 2 de agosto de 2020 con la apertura de la Puerta del Perdón de la basílica. El Año Santo Guadalupense se celebra cada vez que el 6 de septiembre, fiesta litúrgica de la Santísima Virgen de Guadalupe, cae en domingo. A lo largo del año puede ganarse la gracia del jubileo, la indulgencia plenaria, para el perdón de la pena temporal de los pecados. El primer Año Jubilar lo estableció el Papa Pablo III en 1536. Desde 2005 el papa Juan Pablo II concedió con ocasión del 75 aniversario de la coronación canónica de la imagen de Ntra. Sra. de Guadalupe, la celebración del año jubilar cada vez que la solemnidad litúrgica del 6 de septiembre caiga en domingo.

La Penitenciaría Apostólica, en respuesta a la petición realizada por el Arzobispo de Toledo el pasado 2 de febrero, ha concedido la ampliación del Año Jubilar Guadalupense hasta el día 10 de septiembre de 2022. El Sr. Arzobispo decidió pedir una prórroga del jubileo debido a la situación sanitaria generada por la pandemia de COVID-19.

By wsmayor

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