Con la celebración en la Catedral del Domingo de Ramos, en el cual hacemos memoria de la entrada de Nuestro Señor Jesucristo en Jerusalén, comenzamos la Semana Santa. Un tiempo que se vive de manera especialmente intensa en el seminario pues, participando en los distintos oficios en la catedral y mediante los momentos de retiro (especialmente el Jueves Santo y el Sábado Santo), tratamos de hacer nuestros los sentimientos del Corazón de Cristo que se entregó por nuestros pecados con la mansedumbre de un cordero llevado al matadero. ¡Que Dios nos conceda entregarnos nosotros del mismo modo por la salvación de los hombres!