Muy queridos amigos del Seminario de Toledo:

Quedan muy pocos días para celebrar el misterio del Nacimiento de Jesús, nuestro Salvador, y quiero aprovechar estos días en los que la ternura del Niño Dios nos atrae hacía El para expresar con estas sencillas letras nuestra unión y fraternidad. Junto al pesebre coincidimos todos: los obispos, sacerdotes y diáconos, los consagrados, los fieles laicos, los más santos y los pecadores, los sanos y los enfermos… todos nos sentimos unidos adorando juntos al Señor. El papa Francisco en su carta sobre el Belén, Admirabile signum, que recomiendo a todos leer en estos días, nos ha dicho:

“Los pobres y los sencillos en el Nacimiento recuerdan que Dios se hace hombre para aquellos que más sienten la necesidad de su amor y piden su cercanía. Jesús- manso y humilde de corazón (Mt 11, 29) – nació pobre, llevó una vida sencilla para enseñarnos a comprender lo esencial y a vivir de ello”.

Esto es lo que pido al Señor para todos nosotros: para los nuevos cuatro sacerdotes ordenados en la Catedral hace unos días, para los que están formándose para hacer que sea Navidad siempre que sobre el Altar las palabras del sacerdote traen a Jesús a la tierra, para los formadores y profesores que como José y María hemos de cuidar que nada nos aparte de eso que es esencial, para las familias y amigos del seminario que vivís con el anhelo de que la luz de la Navidad no se apague una vez que las fiestas externas se clausuren.

Comenzaremos un nuevo año civil, el 2020, con todas las novedades que el Señor disponga para nuestra Iglesia y nuestro seminario. Jesús que es el Señor del tiempo y de la eternidad, nos conducirá de su mano amiga, la mano que fue atravesada por el clavo pero que nos sostendrá siempre para no apartarnos jamás de su Amor.

Rezo y ofrezco la santa Misa por todos vosotros, amigos del Seminario de Toledo, y que el nuevo año nos regale nuevos pastores según su Corazón.

José María Anaya Higuera. Rector del Seminario Mayor.