Este pasado fin de semana, inicio del puente de la Inmaculada, la mayoría de los seminaristas mayores de Toledo hemos tenido la oportunidad de salir a una pequeña campaña vocacional por los pueblos de nuestra diócesis.

Estos días en los que somos mandados a colaborar con las tareas pastorales de los párrocos a la vez que damos a conocer tanto el Seminario como la vocación sacerdotal, suelen tener lugar en marzo, en torno al día 19, fiesta de San José y día del Seminario. Sin embargo, la campaña vocacional de este año fue una de tantas actividades que nos arrebató la pandemia. Al final, y gracias a Dios, hemos podido salir a las parroquias de manera muy providencial acercándose la gran fiesta de nuestra madre Inmaculada, mismo día en que se cumplieron 150 años del patrocinio de San José sobre la Iglesia Universal, de modo que, aunque no haya sido por su fiesta, hemos tenido igualmente muy presente a nuestro patrón.

Poniendo en común esta breve pero intensa experiencia, hemos podido comprobar que todos hemos vuelto muy alegres e ilusionados por haber podido compartir nuestro testimonio de vida a adultos, jóvenes y niños, y sobre todo por vivir esta experiencia tan bonita de colaborar en una realidad tan concreta como la que el día de mañana nos encontraremos, si Dios quiere, allí donde Él nos mande.

Por eso el domingo regresemos llenos de ánimo e ilusión para seguir entregándonos del todo en lo pequeño de cada día, en esta etapa de formación y preparación que es donde Dios nos quiere en este momento, para poder llegar a ser sus santos sacerdotes.

By wsmayor

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